La mala-palabra: La censura de
Noticias
Por Esteban Rodríguez
En los últimos meses hemos asistido a una escalada de violencia
verbal. En las redes sociales y en la calle, “la gente” eligió el insulto y la
guarangada desatada, el titeo y la burla abierta para manifestarse. Este
lenguaje pirotécnico nos habla del sustrato gorila con la que se mide la
democracia, pero también de la imposibilidad que tiene la oposición política para
agregar los intereses de aquellos sectores. Cuando los partidos no representan,
entonces las disidencias salen sin filtro, se manifiestan crispadas, se
confunden con la emoción violenta.
Avivada por periodistas cancheros, “la gente” se envalentona y
sale a la calle. La mala-palabra ha sido la manera escogida por la oposición
para estar en esos espacios públicos a través de la cual no sólo desautoriza al
gobierno, sino que clausura el debate público. En efecto, el insulto
sistemático y la descalificación continua del otro cierran cualquier discusión.
Después de tanto Lanata, tanto “fuck you”, tantos “boludos”, tanta “conchuda”,
los espacios públicos fueron transformados en lugares afectivos (por no decir
violentos) donde prima la provocación y la bravata, el enfado y la arenga, el
grito y la mala-palabra.
Si no fuera que está en juego la calidad democrática, cuanto la
democracia misma, nos daría vergüenza ajena y dedicaríamos el tiempo a escribir
sobre cosas más importantes y trascendentes para todos los argentinos. Pero
como lo que se dice está cargado de tanta violencia, tenemos que decir algo al
respecto.
Por mi parte me quiero detener en la provocación de la editorial Perfil
publicando un dibujo tomado de un video-clip de una banda venezolana residente
en Miami (todo un dato!) llamado “Un mensaje más”. Supongo que a esta altura el
lector habrá tenido la oportunidad de verlo en YoTube, de modo que no me voy a
demorar ni en la letra de aquella canción, ni en la historieta que compone el
video. Sí me quiero detener en la portada de la revista Noticias del día 8 de
septiembre. Y si lo hago es porque encuentro una relación de continuidad entre
la arenga de los medios empresariales y aquellas manifestaciones públicas.
En la portada de la revista vemos una caricatura de la Presidenta
con la boca abierta, los ojos cerrados pero el escote entreabierto y sugerente.
La Presidenta está jadeando como las “yeguas”. Los que vieron el video saben
que se está masturbando tirada en el piso mientras Obama la mira detrás de una
cortina. Pero leamos –primero- por separado cada uno de los titulares centrales
de aquel número. El título de la tapa que eligió la gente de Fontevecchia fue el
siguiente: “El goce de Cristina. Psicoanálisis de la cadena permanente”. Luego
agregan: “Se muestra cada día más desenfadada, sensual y hasta procaz. La
sumisión del otro ya es un requisito indiscutido de su liderazgo.” Y más abajo:
“Comic prohibido: el polémico video hot de la presidenta.” (Entre paréntesis,
el video ni fue prohibido -de hecho sigue colgado en YouTube y continúa
circulando por las redes sociales-, y tampoco es una producción de la presidenta sino sobre la presidenta). Pero eso no es
todo, abajo, en el extremo derecho de la portada, dice Noticias: “Timerman sin
cepo: preparan una megafiesta en Uruguay.” Y arriba del todo, a la izquierda,
una foto del Ravi Shankar (bajo el título “El arte de vivir: facturando y con
la AFIP encima”) haciendo un típico gesto sexista que define la piolada
machista argentina, para mostrar el tamaño de una poronga. Claro, eso no corre
por cuenta del Ravi sino de los editores que eligieron esa foto donde aparece
el gurú haciendo un gesto semejante.
Leamos todo junto ahora, hilemos cada uno de los tópicos de
aquella tapa: El goce, el jadeo, la megafiesta y el tamaño del miembro
masculino. A través del montaje y el psicoanálisis berreta, se sugiere muy
rápidamente, que el luto es una impostura, que detrás del protocolo de rigor
hay un deseo desenfrenado, que la ausencia de Néstor es remplazada por la masa,
que la intimidad presidencial está hecha de prácticas sadomasoquistas y festicholas
en Punta del Este; y que la cadena nacional es la oportunidad que tiene la
Presidenta de ser tocada, avivada, arengada, transpirada.
La reflexión en torno a la relación entre política y afecto no es
nueva. Se la puede encontrar en “Psicología de las masas” de Gustave Le Bon (1896),
en “Reflexiones sobre la violencia” de George Sorel (1906), “La emoción de
nuestro tiempo” de José María Mariátegui (1925); “La gramática de los
sentimientos” de Aníbal Ponce (1929), “La rebelión de las masas” de José Ortega
y Gasset (1937) y en “Psicología de las masas del fascismo” de Wilhelm Reich (1933).
También fue un tema explorado por Maquiavelo, Spinoza, Rousseau, Nietzsche, Freud,
Roberto Arlt, Foucault y tantos otros. Pero acá no se propone explorar el lugar
que tienen las pasiones en la política, en la construcción de un liderazgo que
sustenta y expresa la voluntad colectiva, sino que pretende agraviar a la
Presidenta y, lo hace, volviendo sobre uno de los lugares comunes del
periodismo y la televisión argentina: la denigración de la mujer.
Imágenes como estas, que se construyen apelando a códigos de la
pornografía y la publicidad sexista y misógina, deterioran la igualdad de
género. La imagen reproduce y naturaliza la desigualdad de género y la
violencia contra las mujeres. Esta imagen, como otras que se vieron en las
marchas de los cacerolos, tienen el poder de imponer por sí mismas el silencio:
prohíben a otros individuos ejercer su propia libertad de expresión. Una mujer
puede ser reducida al silencio no solamente por un escándalo que tapa su voz,
sino también por una forma de expresión que, por argumentos e imágenes,
modifica la percepción que el auditorio se forma de la mujer, de su
personalidad, de sus necesidades, de sus ganas, de su condición; y que puede aún
modificar la idea que la propia mujer tiene de lo que es y de lo que quiere.
Este tipo de discurso impone el silencio a las mujeres, al prohibirles en el
debate defendido, al desautorizarlas para la discusión.
Para Noticias, la tapa forma parte de las estrategias de mercado,
para nosotros un acontecimiento que, además de dañar la investidura
presidencial, denigra a la mujer. No sólo ofende el honor, y afecta la imagen y
la identidad, sino que además la censura cuando la descalifica. Y lo planteo en
estos términos, porque no sólo los estados pueden violar los derechos humanos,
también las grandes corporaciones, como las empresas de comunicación, hoy día,
son los autores de violaciones sistemáticas de derechos humanos. Acaso por eso
mismo, las diputadas Juliana Di Tulio y María Terea García, presentaron una
acción de amparo que denuncia a la revista Noticias por discriminación y
violencia de género. La respuesta de Noticias fue –es obvio- “victimizarse”:
“Nos están censurando”, por eso salió a la semana siguiente con la tapa toda en
blanco y la siguiente leyenda: “Esta es la tapa que quiere el gobierno”.
Para nosotros, la revista Noticias no fue objeto de censura sino
que Noticias censura a la mujer cuando la descalifica como sujeto, impugna su
voz, su identidad, su sexualidad, su deseo. Estas representaciones, que están cargadas de
valores misóginos, reproducen los contratos patriarcales y la violencia de
género, institucionalizando y legitimando (invisibilizando) la dominación
masculina sobre las mujeres. Noticias práctica la censura cuando impone el
silencio. Silencia a la mujer cuando desautoriza su voz, cuando su palabra se
asocia al goce del otro. Como dijo alguna vez Catherine MacKinnon: “La libre
expresión de los hombres silencia la libre expresión de las mujeres.”
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