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miércoles, 14 de noviembre de 2012

COMO NADA PUEDO HACER (PUTEO)


por Matías Manuele

I.- Sintió que todo se había ido, lentamente, al carajo; y se preguntó hasta que punto había sido inevitable. Pensó que, de alguna manera, había estado tirando de esa soga toda la noche, llevando la situación a ese punto, sin ponerle el cuerpo, o poniéndolo en el lugar justo para que las cosas que pasaran a su lado corrieran en determinadas direcciones. Y mira que había sido una noche tranca, de esas en que la birra y el ferne llevan todo dialogo por el arcón de las anécdotas reconocidas. Hasta que Cardetti se engancho con los de las vacaciones, y el dólar y el cepo cambiario. Y de ahí armó una manija que ni te cuento. Que los planes haraganear, que las carteras, que los negocios inmobiliarios, que Rudy Ulloa, Jaime, Moreno, Aníbal, que la censura, etc., etc… Cardetti era una tromba, imposible dialogar, se puso de pie y con el dedo levantado le daba lecciones a esos diez conocidos (y mirá que lo conocíamos, que sabíamos y su inconsistencia, era igual que hace veinte años, poniendo sus verdades, porque mira que él sabe, que él las vive todas, no como nosotros nenes de papá,  el tiene calle…
Y así se fue dando manija Cardetti, rosca y rosca, y nosotros callados, asintiendo o dejando asentir, hasta que dijo lo que todos esperábamos que dijese, que la culpa era de esta conchuda. Ahí, el Rengo Liggiero, con un chisteo en la boca y las cejas levantadas, se paró de la mesa y salió sin saludar del restorán.

II.- Recuerdo una escena de JFK, ya sobre el final de la película, cuando Kevin Costner se reúne con “el agente”, interpretado por Donald Sutherland, ese “servicio” que lo vio todo dentro de la “agencia” y se ha salido para contarlo. En ese diálogo en un banco de plaza en Washington DC, Costner pregunta algo así en un momento, “pero entonces quién mató al presidente”. Sutherland responde, no recuerdo textualmente, pero algo así como que “nadie, y todos. Era una decisión que estaba en el aire, quizás alguien en la pausa de una reunión de directorio, o en un pasillo de la agencia, o en una cena de comandos, alguien dijese hay que matar al presidente, sólo bastaba eso para que el asesinato se desencadenara, la decisión estaba en el aire”.

III.- Cardetti la concha de tu madre, facho de medio pelo, puto reprimido, pedazo de bosta de vaca fina de la Sociedad Rural. Que mierda tenías que hablar, forro pinchado, porque eso te define, forro, chupamedia, chupa cirio, chupapija, como lo fuiste siempre, un chupapija reprimido. Como esa noche en el campo de Villar, mira que lo buscaste, te hacías el cocorito pero querías que te rompan el orto, hijo de mil putas. Y ahora que estás hecho una mierdita de clase, con este Rover de mierda, tenías que venir a abrir la boca. Sabes que puto, tomá, anda llamando a la grúa porque con las cuatro llantas punteadas no se donde mierda vas a ir…

IV.- Pienso si el 19 hubiese sido el mismo sin el 20, si esa clase media no hubiese sido arrasada desde atrás, y entonces algunos corrieron el cuerpo, otros se dejaron empujar, algunos fueron pisoteados, por esas turbas que coparon la plaza el 20. Si esas cacerolas no hubiesen sido llevadas más allá por los piquetes. Piquete y cacerola. Pero, también, si el piquete hubiese llegado a la plaza sin esas cacerolas, porque el piquete estaba allí desde antes, desde mediados los 90. Pienso, finalmente, en el acontecimiento. En lo espontaneo de la turba y en la conspiración organizada, en la organización de multitud y en lo indisciplinado de lo carnavalesco que se funde finalmente en el orden.

V.- Che, Cardetti, ¿como andas? Quería preguntarte que onda lo del viernes, esta situación con el Rengo, viste, yo al Rengo siempre lo quise, pero ahora se le fue la mano, quería que sepas eso, viste, yo pienso como vos, que son unos negros corruptos y estos son peores, porque se hacen los negros, porque no me vas a decir, Cardetti, que esta conchuda es negra, esa es una prostituta que se disfraza de negra para afanarse todo, Cardetti, como dijiste vos, ¿no?... che, nada, quería decirte que si queres hacer algo con lo del viernes cuentes conmigo, viste, yo acá con los compañeros del barrio podemos darte una mano, vos nada más avísame… ah, y si podes darnos una mano con lo de la obra, mejor, viste, porque eso está todo parado, y como vos estas ahí por ahí podes moverlo un poco, Cardetti, ¿te parece?... bueno, espero tu llamada, viejo, un abrazo…

VII.-  Cuando llegaron a la plaza se dio cuenta que todo se había ido lentamente al carajo. Que una llanta llevó a una pintada, que una pintada a un piedrazo, que si los amigos querían acompañar porque no lo iban a poder hacer, que el cruce en Moreno, entre Luisito, un amigo del Rengo, y los hermanos de Cardetti podría haberse evitado. Y así. Para cuando llegaron a la plaza, la gente que acompañaba a Cardetti parecía muchísimos más que lo del Rengo Liggiero. Pero de ambos lados eran una multitud. La bruma del rio había bajado rápido, mezclándose con los vahos de la masa, sudores, alientos, alguna que otra bengala roja. Y así, lentamente, sin que se dieran cuenta, se iba todo lentamente al carajo.

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